jueves, 29 de octubre de 2020

 

LA ERA PETROLERA EN VENEZUELA HA CONCLUÍDO

Gladys García Delgado

Octubre 2020

cohorte2006@gmail.com

Advertir permite actuar

En las primeras páginas del libro El Mundo de Sofía (Gaarder, 1997) aparece una frase de Goethe relacionada con la vida y el tiempo histórico. Esta es la expresión:

El que no lleva la contabilidad por espacio de tres mil años, se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día.

 

La frase elaborada por el autor de Sofía es oportuna ya que en el libro se despliega la historia de la filosofía como un cuento escrito para una adolescente y leído por otra jovencita. Hace alusión además a que la mayoría de las personas no tomamos muy en cuenta los procesos históricos y pasamos la vida repitiendo el mismo día sin advertir lo que está ocurriendo o ha sucedido. Es decir la frase resalta que habitualmente no establecemos la correspondencia entre los hechos que ocurren a nuestro alrededor ni mucho menos con sus consecuencias.

Así ha pasado en Venezuela durante toda la llamada era petrolera. Nadábamos en un mar de petróleo sin entender la significación de poseer las reservas más grandes del mundo en el momento de gran demanda de esta energía para el desarrollo industrial. ¿Será porque este hidrocarburo acompaña al país desde siempre? ¿O porque en los últimos cien años fue fundamental para el desarrollo de la economía venezolana y lo dábamos por descontado?

En la vida diaria hay muy poca alusión al oro negro, inclusive si se revisan telenovelas venezolanas como por ejemplo Por estas Calles de finales del siglo pasado, que pintaba los contrastes sociales de Caracas en sus más de 300 capítulos, tampoco aparece comentario alguno sobre petróleo.

Por otra parte, es indiscutible que el mundo  se encuentra en otro momento, hoy se exige energías limpias y sustentables. Además, todos los indicios apuntan que a partir del año 2020 la era petrolera en Venezuela ha llegado a su fin haciéndose evidente una realidad que venía gestándose. Hace ya algunos años que el país perdió su cualidad de exportador eficiente de petróleo y sus derivados e incluso importa gasolina desde un tiempo atrás. De modo que junto a todo tipo de carencias que incluyen el agua, la electricidad, gas, transporte, alimentos, medicinas, libertad de expresión, justicia y derechos humanos, se ha sumado la escasez de gasolina.

Desde enero de 1999, momento cuando el Teniente Coronel Hugo Chávez llega al poder, Venezuela paulatinamente dejó de ser el país con grandes perspectivas de desarrollo y esta situación negativa se aceleró después de su muerte en 2013 con su sucesor, el Sr. Nicolás Maduro. Ha quedado en evidencia que se ha ido retrocediendo a niveles jamás sospechados en lo económico, político, social y ético. En cuanto a lo económico, -que nos ocupa someramente- esta es la historia reciente del llamado oro negro, fluido que amparó a Venezuela financieramente en los últimos 100 años.

Un atisbo al desarrollo de la industria petrolera

Venezuela estuvo acostumbrada desde siempre a la presencia de petróleo, los aborígenes lo utilizaron crudo en las más diversas funciones, incluso medicinales y con la llegada de la conquista, los españoles lo aprovecharon como brea para sellar sus naves, para repararlas cuando fue necesario y también con este hidrocarburo engrasaban sus armaduras.

Fue ya entrada la república que en 1883 surgió la primera  empresa petrolera llamada Compañía Nacional Minera Petrolia del Táchira o Petrolia del Táchira. Este grupo construyó la primera refinería en la que se producían mensualmente 60 galones de gasolina, 165 de querosén, 150 de gas-oil y 220 de residuos. De estos derivados del petróleo, el querosén era el de mayor ventaja y se utilizaba tanto para el alumbrado como para las primeras cocinas que ya no usaron carbón, combustible que poco a poco fue perdiendo importancia en el mundo al ser sustituido por el petróleo.

Europeos y estadounidenses se interesaron en explorar la industria petrolera en el país. Así es como el 1º de julio de 1914 surge el llamado gran reventón en el campo Zumaque 1, en una concesión de la  Royal Dutch Shell que pertenecía a Holanda y Gran Bretaña. Se había producido lo que desde la época precolombina los nativos llamaban un mene grande, es decir, una gran emanación de petróleo. El acontecimiento y las sucesivas extracciones de petróleo permitieron que en el año 1918 en las estadísticas económicas del país apareciera por primera vez el rubro exportación de petróleo. Otra gran difusión de petróleo tuvo lugar el 14 de abril de 1922 cuando del yacimiento Barroso II y por 19 días continuos, estuvo brotando el crudo a razón de 100 mil barriles diarios.

Con tales acontecimientos y desde 1926, por primera vez en la historia, el petróleo se convirtió en el responsable de la mayor proporción del producto interno bruto (PIB) de Venezuela, situación que se mantuvo por casi un siglo.

Cuando el petróleo sustituyó al carbón como fuente de energía en el mundo y empezó a ser explotado industrialmente en el país, muchos campesinos venezolanos emigraron del medio rural hacia aquellos estados donde se extraía el hidrocarburo creándose así el primer grupo de obreros venezolanos, un nuevo sector social, quienes llegaron a ser personas imprescindibles por su relación con la extracción de petróleo. Sin embargo Rufino Blanco Fombona, escritor venezolano, en su novela La Bella y la Fiera (1931), dice:

Los trabajadores pidieron un aumento del sueldo miserable y los rubios de ojos azules, los hombres que son dueños de millones de dólares, libras esterlinas y florines en bancos europeos y de EE.UU, se negaron.

Así deja constancia el poeta no sólo la explotación que sufrían los obreros petroleros sino que además hace alusión a quienes eran los administradores y gerentes de la industria y que venían de Estados Unidos, Reino Unido y Holanda.

En diciembre de 1935 ocurrió la muerte del dictador Juan Vicente Gómez gobernante de Venezuela desde 1908 y quien había firmado los primeros contratos para que compañías extranjeras explotaran el petróleo. Con su muerte empezó a respirarse un nuevo aire de libertad que sacudió al país y justamente por ello ocurrieron hechos significativos: los estudiantes universitarios reclamaron libertades civiles a través de manifestaciones y en el discurso del 12 febrero de 1936, Jóvito Villalba, presidente entonces de la Federación de Estudiantes Universitarios, envió una carta al presidente de la república, Eleazar López Contreras en la que exigía la restitución de las garantías constitucionales y el respeto a la libertad de expresión. Por su parte, el 21 de febrero de ese mismo año López Contreras presentó un programa de gobierno en el cual diseñaba una ruta para avanzar por un camino democrático. En el mes de julio se aprobó la Ley del Trabajo presentada por Rafael Caldera que contemplaba el derecho a huelga. También apareció, el 14 de julio de 1936 en el diario Ahora el artículo de Arturo Uslar Pietri con la frase que se hizo famosa: hay que sembrar el petróleo. En el artículo decía entre otras expresiones:

Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales (Uslar Pietri, 1936).

Menos conocidos fueron otros acontecimientos muy significativos como la creación del primer sindicato petrolero en el estado Zulia el 27 de febrero de 1936 y la primera huelga petrolera que reclamaba mejores condiciones de trabajo y aumento del salario la cual tuvo lugar el 14 de diciembre de 1936 y se prolongó hasta el 22 de enero de 1937.

Los primeros obreros petroleros organizados y algunas figuras que se destacaron en esos momentos por sus luchas políticas o gremiales alrededor de la industria nacieron en los primeros años del siglo 20 y fueron conocidos como la generación del 28 de importante actuación en la conformación de partidos, enfrentamiento a dictaduras y organización social de la población durante las primeras décadas del siglo veinte.

En 1941, el general Isaías Medina Angarita fue elegido presidente de Venezuela según el sistema electoral vigente entonces: de forma indirecta y por el Congreso. Una de las más importantes reformas durante su mandato fue la promulgación de la Ley de Hidrocarburos, el 13 de marzo de 1943. Esta nueva ley dio el primer gran paso político para obtener mayor control sobre la industria petrolera. La ley señalaba que toda nueva concesión sería por sólo 40 años y además obligaba a las empresas a refinar parte de la producción de petróleo en el territorio nacional, naciendo así grandes refinerías que además permitieron crear nuevas fuentes de trabajo en aquellos estados donde se ubicaba la producción. Asimismo, hubo no sólo la necesidad de atender a los campos petroleros sino de construir viviendas, escuelas, hospitales, vías de comunicación y todo lo que amerita la transformación de pueblos aislados en espacios urbanizados.

En 1946 Venezuela estaba produciendo un millón 64 mil barriles (1.064.000) diarios de petróleo y llegó a ser considerada el segundo productor en el mundo. Durante el Trienio Adeco (1945-1947) los hidrocarburos siguieron siendo la fuente más importante de entradas económicas del país. Posteriormente, en los años de dictadura (1947-1958) una buena parte de los ingresos del petróleo los utilizó Pérez Jiménez para desarrollar infraestructura y vialidad.

Al regresar el sistema democrático en enero de 1958, Juan Pablo Pérez Alfonzo, en alianza con los países árabes, quienes también son grandes productores de petróleo, crearon la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con el fin de coordinar y unificar la política petrolera. Y fue el 15 de setiembre de 1960 que esta organización fijó pautas a las concesiones, reguló los precios del petróleo y sus derivados, entre otras atribuciones.

Ya para 1962 el país superaba los tres millones de barriles diarios para llegar a 3.5 millones de barriles diarios en 1969. Contaba además con un total de seis refinerías: El Palito, en el Estado Carabobo,  Amuay, en el Estado Falcón, y en el Estado Anzoátegui tuvo tres refinerías: Puerto La Cruz, FertiNitro y el Complejo Petroquímico J.A. Anzoátegui.  Además poseía otras 18 refinerías distribuidas en Alemania, Cuba, Curazao, Estados Unidos, Jamaica, Reino Unido y Suecia.

Otro momento significativo en el desarrollo de la explotación petrolera venezolana ocurrió el 1º de enero de 1976 cuando el presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1978) nacionaliza la industria. Para realizar la ceremonia se escoge a Zumaque (Mene Grande), Estado Zulia, donde había ocurrido el gran reventón de 1914. La prensa internacional consideró el hecho como una nacionalización de buenas maneras ya que compensaba a las empresas extranjeras por las pérdidas que la nacionalización les acarreaba. Poco antes de la nacionalización, en 1975, se había creado Petróleos de Venezuela (PDVSA) que integró compañías subsidiarias de las grandes empresas de petróleo de Estados Unidos, Inglaterra y Holanda.

Igualdad y Meritocracia

Dentro de las características del venezolano se reconoce su aspiración a la igualdad y el respeto hacia los méritos de sus semejantes. Estos valores lo han acompañado desde siempre, le son propios incluso antes de haber logrado la independencia de España.  Así se manifiesta en una de las primeras expresiones de conspiración contra la Corona española. Los precursores Manuel Gual y José María España, ya anuncian en sus proclamas los principios de igualdad y meritocracia junto a los anhelos de libertad y la fe en Dios. Las Ordenanzas publicadas el 13 de julio de 1797 (Aguiar, 2000) así lo expresan:

Art. 15. La igualdad es el derecho de todo ciudadano para contribuir a la formación de la ley…

Art. 32. Se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las provincias y distritos y se encarga que entre blancos, indios, pardos y morenos reine la mayor armonía, mirándose como hermanos en Jesucristo iguales por Dios, procurando aventajarse por unos y otros en mérito y virtud que son las únicas distinciones reales y verdaderas que hay de hombre a hombre y habrá en lo sucesivo entre todos los individuos de nuestra República. (mi énfasis).

Tales principios enraizados en la conciencia venezolana pretendieron resquebrajarse desde la llegada al poder del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías (enero de 1999). Así ocurrieron los hechos.

En 1992 Chávez intentó un golpe de estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato (1989-1993) y por esa causa fue detenido. Rafael Caldera, quien también ganó una segunda presidencia (1994-1998) lo indultó y salió en libertad. El indultado optó entonces por lanzarse como aspirante a la presidencia para el período 1999-2003 resultando ganador. Uno de sus primeros actos fue realizar una Asamblea Nacional Constituyente con el fin de reformar la Constitución de 1961 lo cual ocurrió en diciembre de 1999.

La Constitución de 1961 respetaba la alternancia en el ejercicio del poder que para presidente duraba cinco años. No se podía optar por la presidencia de inmediato y sólo se podía ser candidato a la reelección una vez más y pasado un período constitucional. Al contrario, la Constitución de 1999 permitía la reelección inmediata y alargaba el período presidencial a 6 años. También se produjo un cambio de nombre, de República de Venezuela a República Bolivariana de Venezuela. En 2009 se realizó otra modificación a la carta magna que permitía la permanencia indefinida en el poder del presidente, gobernadores y alcaldes.  Así, se quebraron las bases constitucionales surgidas después del Pacto de Punto Fijo el cual fue firmado entre los principales partidos políticos el 31 de octubre de 1958 con exclusión del Partido Comunista.

Desde sus primeras actuaciones y discursos Chávez hizo gala de ofensas a las clases medias, a la inteligencia, a los méritos para el ascenso en cargos de responsabilidad y se destacó por la tosquedad de sus expresiones, insultos y un supuesto amor hacia los niños y los más pobres. Ensayó además maneras de un desarrollo político, económico y social poco favorable para el país.   

Así se llegó a 2002 cuando Chávez intentó romper abiertamente el principio de meritocracia en la producción petrolera la cual para ese momento había evolucionado de los obreros improvisados de los primeros años de desarrollo de la industria a un personal muy delicadamente seleccionado. Por ejemplo, los mensajeros eran todos estudiantes universitarios y para el ingreso del personal administrativo o técnico se revisaba cada una de sus credenciales, el comportamiento en trabajos previos e incluso sus relaciones familiares. Una vez que la persona ingresaba a alguna filial de PDVSA, tenía opción permanente a adiestramiento dentro y fuera del país y ascendía tomando en cuenta sus habilidades en una escala meritocrática muy respetada.

El 7 de abril de 2002 y en un ambiente de huelga general, Chávez decidió destituir a la Junta Directiva de PDVSA, los gerentes de la más alta calificación. Después de dos meses de crisis petrolera con paralización de refinerías, en el programa de televisión Aló Presidente que realizaba semanalmente, y con un pito en la mano, despidió a la nómina mayor. Fue un acto bochornoso que unos días después incluyó el desalojo a medianoche de las familias de las personas cuyas viviendas estuvieran ubicadas en los campos petroleros.

El curso de los acontecimientos y la huelga general llevó a una manifestación de miles de ciudadanos que se transformó en la exigencia de la salida del poder del presidente Chávez. El 11 de abril de 2002 es la fecha de quiebre para este proceso conocido como los sucesos de abril. Una gigantesca manifestación originada en una de las sedes de PDVSA en Chuao, Caracas, intentó marchar hacia Miraflores -sede de la presidencia- a exigir la renuncia de Chávez. La  manifestación fue emboscada por francotiradores y por los círculos bolivarianos, grupos civiles establecidos por Chávez desde junio de 2001 con fines de organización social y política de la población y que contaban con armas para defender la revolución según las palabras de su creador. Como consecuencia de tal situación, se produjo la muerte de varias personas y además otras resultaron heridas. Se ha relatado ampliamente estos hechos y sus consecuencias en Las balas de abril (Olivares, 2006).

Hacia finales de la noche los acontecimientos produjeron la caída del presidente Chávez. El alto mando militar a través del General Lucas Rincón le exigió la renuncia y se hizo célebre su imagen cuando lo notificó por televisión diciendo: “se le solicitó la renuncia, al señor presidente, la cual aceptó”. El ahora ex presidente manifestó su deseo de trasladarse a Cuba pero no fue así y en cambio se le trasladó a la base naval de la isla La Orchila.

Además, una situación confusa se había originado entre militares, empresarios, políticos y personalidades que se encontraban en Miraflores o en Fuerte Tiuna, sede militar, y no se estuvo claro de cómo debía realizarse la sucesión. Esto a pesar que la Constitución de 1999 establece muy claramente que en ausencia definitiva del presidente, corresponde al presidente del poder legislativo o en su defecto al presidente de la corte suprema, asumir el cargo hasta la convocatoria a nuevas elecciones. Por el contrario, lejos de seguir lo establecido en la carta magna, fue el Sr. Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras quien se auto proclamó presidente encargado el 12 de abril de 2002. En su único decreto disolvió los poderes públicos y eliminó la palabra “bolivariana” del nombre de Venezuela. El llamado Carmonazo duraría muy pocas horas. Dados los acontecimientos, los conocidos hoy como militares institucionalistas, decidieron regresar a Chávez al poder el 13 de abril, devolviéndolo en helicóptero desde La Orchila a Miraflores.

El presidente restituido se presentó por televisión en la madrugada y esgrimiendo un crucifijo hizo promesas de reconciliación, de respeto a sus adversarios y de corregir el rumbo de su proyecto político, cosa que lejos de cumplir le llevó al poco tiempo a plantear abiertamente la condición socialista de la República Bolivariana de Venezuela.  

PDVSA roja rojita

El momento cuando Chávez juró que modificaría su comportamiento le duró muy poco. Ya restablecido en el cargo de presidente mantuvo  su conducta arbitraria e hizo que la industria petrolera cambiara de rumbo. PDVSA pasó a manos de personal escogido por su adhesión al régimen aunque no tuviera las credenciales que aseguraran su eficiencia sino que, en palabras de su gerente principal, Sr. Rafael Ramírez, quien haciéndose eco de Chávez, manifestó que la principal industria venezolana era roja rojita.

Y sucedió que aunque PDVSA financió las misiones que se crearon para elevar el nivel educativo de la población desde la enseñanza de las primeras letras hasta la universidad, los ingresos que generaba no fueron invertidos en las necesidades del desarrollo de la compañía y del país sino que pasaron a convertirse en la “caja chica” del presidente y de personas cercanas al poder. El grueso de los ingresos del petróleo fue malversado y esto ocurría cuando se produjo un aumento considerable en el precio del barril. En consecuencia la gallinita de los huevos de oro PDVSA fue mermando en eficiencia y rentabilidad dejando de producir con eficacia. Simultáneamente, el mundo empezó a exigir cada vez más, energías limpias, libres de la contaminación del medio ambiente que produce la exploración y explotación del petróleo.

Desde 1936 en Venezuela se acudía al argumento de sembrar el petróleo, también se venía advirtiendo sobre lo que pasaría cuando el oro negro se terminara. A lo largo del tiempo siguió ocurriendo lo que se conoce como rentismo petrolero ya que el país no sólo no sembró el petróleo, sino que diversificó la economía muy limitadamente. Se creó una relación amor-odio con esta fuente de energía que también se llamaba excremento del diablo. Se pronosticaba que para cuando se acabara el petróleo habría gente haciendo colas en las esquinas donde se repartirían sopas. Eso, lamentablemente ha sucedido, la hambruna y la miseria ha llegado al país sin que el hidrocarburo se haya terminado. Según información de enero de 2018, se cuenta con las mayores reservas de petróleo probadas del mundo: 302 mil millones así como las mayores reservas de crudo liviano de Occidente.

PDVSA está arruinada y el cierre de las últimas dos refinerías ocurrió en enero 2020 y aunque ha habido esfuerzos para reabrirlas la ineficiencia sólo lo ha conseguido por breve tiempo produciéndose derrames, incendios y otras situaciones lamentables. Además, para el mantenimiento de las plantas hay serias limitaciones con la electricidad y el agua agua suficiente. Así, en este momento nos encontramos con un país improductivo que ya no puede ser subsidiado por el petróleo a pesar de que en 1998, su producción alcanzó al récord de 3,3 millones de barriles diarios.

La llegada al poder de Hugo Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro ha sido una de las mayores catástrofes económicas que se tenga noticias en un país sin guerra. Para marzo de 2020 Venezuela sólo producía 718 mil barriles diarios y ha continuado mermando desde entonces.

Los precios que una vez escalaron a más de 100 dólares el barril, se han mantenido entre los 42 dólares y los 59 dólares en promedio. Según datos macro económicos, el petróleo alcanzó su máximo nivel histórico el 3 de julio de 2008, $140,73 siendo su precio mínimo de $12,22 el día 22 de abril de 2020 (Expansión, 2020). Al no haber diversificado su economía, el país sufre hoy una hiperinflación descomunal.

Una esperanza viene de la “gente de petróleo”

Los hombres y mujeres que fueron despedidos de manera escandalosa por Hugo Chávez, con un pito en la mano y por televisión, no se han quedado inmóviles. Muchos de ellos salieron del país seguidos por millones de otros profesionales y técnicos de las más diversas profesiones. También han dejado Venezuela gente sin títulos y de toda condición social en un éxodo sin precedentes al punto que la población del país lejos de aumentar, como generalmente ocurre, ha disminuido.

En los últimos años los venezolanos han salido por las vías más diversas: avión, lanchas, autobuses, ferrocarriles, a pié por carreteras o abriendo senderos y atajos, las llamadas trochas. Ha sido la mayor emigración que ha sufrido un país sin que existiera una catástrofe natural ni guerra. Por el contrario, Venezuela estaba acostumbrada a recibir europeos y latinoamericanos que aquí buscaron trabajo y prosperidad escapando de guerras, posguerras, dictaduras y hambrunas. Su demografía ha involucionado al punto que en la última encuesta Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi, 2020) lejos de crecer a los esperados 32 millones de habitantes para 2020, hay un declive poblacional a 28,4 millones de habitantes.

Sin embargo, constatamos una luz de esperanza en esta situación. Muchos de los venezolanos que han emigrado en los últimos 20 años se han mantenido en contacto con sus familias y sus puntos de referencia profesional. Los que trabajaron en PDVSA están organizados en el grupo Gente de Petróleo y se mantienen además al día en la evolución de otras fuentes de energía. Forman parte de un conjunto de esas iniciativas mundiales como la Conferencia de París que en diciembre de 2015 analizó la situación del clima mundial. En aquella ocasión 195 países firmaron un acuerdo para ocuparse de poner límites al calentamiento global, evitando así sus consecuencias. El plan de acción tiene efectos vinculantes para las naciones que lo firmaron, e incluye la sustitución de energías fósiles por energías renovables lo que es un cambio cualitativo importante en el desarrollo de la economía mundial. Venezuela tiene muchas posibilidades en ese giro dada su ubicación geográfica y la posibilidad de aprovechamiento de la luz solar, el viento y otras fuentes renovables de energía y además porque cuenta con un valioso recurso humano. Sólo se está a la espera de un cambio político que permita el acceso a financiamiento y a las fuentes que con su talento permitan un cambio irreversible para el país.

Se cierra así la era petrolera para el país y se abren posibilidades de aprovechar los hidrocarburos con otros fines incluyendo los medicinales. Toca ahora estar a la expectativa sobre los días que vendrán. A partir de la experiencia compartida en 2020 de estar viviendo una pandemia mundial que nos impide salir de nuestras casas y circular libremente por calles y avenidas a pie o en los vehículos, el proceso de pensar e inventar se ha agudizado. Esta situación tan sui géneris ha obligado a repensarlo todo, a aprovechar las vías digitales para comunicarse y para producir bienes y servicios, para revisar nuestras posibilidades individuales, como grupos y como país. El futuro nos ha alcanzado y lo que toca es entrar en él con optimismo.

Bibliografía

Aguiar, A. (2000) El derecho: ¿práctica de vida o imposición ajena? en “Venezuela Siglo XX. Visiones y Testimonios” pp. 175/219, coordinador y editor Asdrúbal Baptista. Caracas: Fundación Polar

Blanco Fombona, R (1931) La bella y la fiera Caracas: Ed. Renacimiento

Cartay R. G. (2009) Cómo se destruye un país. Caracas: Editorial CEC SA

Expansión (2020) Precio de petróleo OPEP por barril https://datosmacro.expansion.com/materias-primas/opec

ENCOVI (2020) Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020. Datos demográficos. Caracas: https://www.proyectoencovi.com/informe-interactivo-2019

Gaardner, J. (1991) Sofies verden. Traducida al español como El Mundo de Sofía (1997) Madrid: Editorial Siruela/Norma

Olivares, F. (2006) Las balas de abril Caracas: Colección Actualidad – Debate. Editorial Melvin

PDVSA (2020) La industria: Historia del Petróleo en Venezuela http://www.pdvsa.com/index.php?option=com_content&view=article&id=8917&Itemid=569&lang=es

Pérez, M. (2011) Petróleo, Cultura y Poder en Venezuela. 2da. Edición Colección Agoras, ediciones El Nacional, Caracas 2011

Olivares, Francisco (2006) Las balas de abril. Caracas: Colección Actualidad – Debate. Grupo editorial Random House

ONU (2020) Mirada Global. Historias Humanas. https://news.un.org/es/story/2020/06/1475832

Uslar Pietri, A. (1936) Sembrar el petróleo. Caracas: Diario “Ahora”. Portada. 26 julio de 1936

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